Escrita por Akira Kurosawa y filmada por Kei Kumai después de su muerte, Damas del mar es un desfile de secretos escondidos en texturas, luz y color, la revelación de un mundo que nos está escondido en el fondo del mar.
En una época de la nobleza militar, en algún distrito del Japón del período Edo, hay una casa donde cuatro mujeres de rostro pálido y labios rojos trabajan por las noches. Ellas encuentran sus alegrías compartiendo las tardes juntas, o soñando que al menos a una de ellas el futuro la libere de la prostitución. Kikuno, la mayor de las cuatro, recita poemas y recuerda su ascendencia samurai como algo a que aferrarse; y O-Shin siempre suele enamorarse de sus propios clientes. Hasta conocer a Fusanosuke. Samurai fugitivo al que le ofrece refugio por una noche. Las expectativas de las cuatro sobre este samurai que visita regularmente a O-Shin sin siquiera tocarla, crecen. Mientras él propone purificarse como la piel vieja cae dejando relucir la nueva.
Las estaciones adornan los cerezos, y el mar disuelve con sus caricias una triste traición; entonces aparece en escena Ryosuke, un joven con nada más que una carga de dolor y pesadumbre que llenaría el océano entero. Los días pasan como siempre, las visitas de Ryosuke son asiduas. Mientras Kikuno queda a cargo del burdel, sigue enfrentando a sus propios y a veces poco honorables clientes con la mente fría, hasta que una tormenta cae sobre el pueblo, y el mar amenaza con destruirlo para mirar como empieza de nuevo.
Kikuno y O-Shin pierden sus cargas pero sin saber cómo sobrevivir una noche más. O-Shin descubrirá si realmente se puede confiar en la palabra de algún hombre, y cómo opera el amor que está más allá del romance y Kikuno prueba el sabor a mar de ser al fin liberada. El mar observa a Kikuno y O-Shin. Ellas encuentran en él, un nuevo puente hacia sus diferentes esperanzas.
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