Después de una hora a pie, logramos llegar. Casas amontonadas que nadie terminó, polvo. Mi equipo formado por Miguel, Craig y David caminó por una calle mientras los niños nos salían al encuentro, cuatro salieron de su casa para saludarnos, una niña jugaba a llenar solicitudes de empleo, otros eran soldados, y algunos sólo caminaban pisando el polvo heredado, sin nada que hacer con él, sin tener dónde acomodarlo para esconderse un rato del sol de Pachuca, de la pobreza, de lo mismo de siempre.
La noticia se esparció entre los niños "a las tres en la Capillita Azul". Miguel y David me dieron una noticia sorprendente, tan sorprendente que los cuatro tuvimos que orar para que Dios nos diera un baño y no nada más un arbolito (porque no sería suficiente y por cierto, no recuerdo haber visto muchos por ahí); dimos unos pasos y tuvimos quizá el mejor baño del lugar en una estética, la dueña había vivido en EUA diez años y ahora se dedicaba a cortar el pelo en ese lugar arena. La alentamos a ver que en su estética, puede ayudar a cambiar no solo el peinado, sino la vida de los jóvenes que se drogan por los que se preocupa tanto.
En la Capillita Azul a las tres de la tarde, mi cabeza daba vueltas por el sol, pero los demás equipos ya habían acomodado el escenario y muchos niños empezaron a llenar la calle, eran ojos abiertos que parpadeaban como los del que sueña con ver algo nuevo. Los presentadores abrieron el espectáculo, comenzamos con Máscaras, aunque hubo dos intentos de fuga por parte de una niñita, todos participaron hasta el final. Craig y yo les hablamos del el amor de Dios hacia cada uno, y cómo amar a quien nadie ama.
Ali y yo nos encargamos de repartir dulces que trajeron los de Mississippi, la fila de niños apenas se formaba. Vi al primero y le dije que él es un guerrero, que Dios es su papá y nunca lo va a abandonar porque lo ama y siempre está con él, luego lo abracé y le di un dulce. A la siguiente niña le dije que es una princesa de Dios, hermosa sin importar lo que diga nadie más, luego le di un beso y su dulce, la siguiente escuchó con atención que Dios tiene maravillosos planes para su vida, que Él es su Papá y siempre la sostiene. Voltee a ver la fila, eran demasiados niños, más de los que me imaginaba, si decía esas palabras en mi propia fuerza y no por lo que Dios dice de ellos, no iba a lograrlo, y aunque pudiera no tendría caso. Decidí hablar la verdad sin reservas; me escuchaban tan atentamente que a veces aún cuando les daba el chicloso se quedaban ahí parados mirándome a los ojos como esperando escuchar más. Una de ellas ya se iba sin tomar su dulce. Hablar La Verdad, puede hacer en la mente y el corazón de un niño más de lo que puedo imaginar.
Mientras repartía a niño tras niño, los dulces estaban por acabarse, y la fila aún era muy larga, así que Ali oró por que Dios nos diera más. Una mujer de por ahí llegó a regalarnos una caja con dulces, Ali tomó la
caja, preocupada de que los niños estuvieran frustrados con dulces diferentes, pero al abrirla, vio que eran iguales, sólo que de marca mexicana. Dios proveyó aún en algo que podía parecer tan pequeño, un dulce, palabras de verdad y un abrazo.
caja, preocupada de que los niños estuvieran frustrados con dulces diferentes, pero al abrirla, vio que eran iguales, sólo que de marca mexicana. Dios proveyó aún en algo que podía parecer tan pequeño, un dulce, palabras de verdad y un abrazo.
De regreso a la base caminamos ya menos de una hora, y yo me aparte un poco para ir alabando a Dios por todo lo que había hecho y por su presencia tan suave y pacífica en esa tarde, el camino era fresco y hasta mi cansancio se sentía como un arrullo. Mientras hablaba con Él miré al piso, y había escrito en el cemento un letrero que decía "Te amo forever".
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