lunes, 9 de enero de 2012

El gato y la joven

En la habitacion suena el cordon del ventilador que golpea con ritmo de metronomo. El gato camina por un pasillo sin luz, pasa por la habitacion donde hay una pareja viendo television, y sigue de largo hasta el cuarto con pocos bombillos encendidos; donde esta ella, sentada con la espalda pegada a la pared, trae puesta su pijama de ratones, y esa fuerza que parece tener cuando sale a trotar sobre la arena parece haber seguido de largo muy temprano para dejarla ahi tirada en el suelo despues del almuerzo.

El gato, desde la puerta medio abierta, mira sus cejas curvas, y esas mejillas que estan por recibir una lagrima; mira sus labios sin sonido, ella no voltea a verlo, ni siente que esta ahi. Pero en la habitacion no hay silencio, hay pensamientos gritando tan fuerte que parece como si todos en la casa pudieran escucharlos, pero nadie lo hace, solo el gato, y suenan hasta el fondo de sus pupilas en sus ojos amarillos, que la siguen mirando, y ven como en su debilidad se cubre la cara con las manos, comienza a llorar sin nadie que pueda abrazarla, sin haber ser humano que golpee y quite el viento de soledad que esta encima de ella, la mentira que le grita mas fuerte diciendo que todos sus amigos se han ido, que no hay nadie para ella, y que no tiene caso ni siquiera levantarse porque nadie puede entender su pasado, su presente, sus suenios y aun quererla. Que jamas podria alguien entenderla como podria hacerlo algun testigo de su vida, porque no lo hay; que nadie la ama ni ha sabido hacerlo, y nadie podra. Porque esta sola. Sola.

El gato entiende las palabras que habla el mentiroso cuando le da por disfrazarse de aire, pero ella esta debil para evitarlo porque la unica persona que creia que podria entenderla se fue muy lejos, no porque quisiera, sino porque asi tenia que ser. Y mientras llora, el gato intenta recordarle lo que sabe que ella es. Pero no lo escucha, y se detiene en el suelo con las dos manos para recuperarse; el gato mira como trata de estar seria y sin expresion otra vez, de aceptar las mentiras, de sobrellevar el peso tibio de volver a sonreir pensando que a nadie realmente le importa si se siente bien o no. Entonces el gato entra por la puerta y vuelve a intentarlo, pero el aire abre la ventana y sopla tan fuerte que ella no distingue los maullidos apacibles, y deja escapar un sollozo, ya hasta escuchar su propio llanto le lastima los oidos pero no puede parar ni quiere; y el mentiroso toma en sus manos una aguja para sellarle con hilos de oscuridad los parpados, la boca y los brazos. Entonces el gato ruje, ella escucha pero ya no puede abrir los ojos para ver como se convierten los musculos del gato hasta volverse los de un leon. Mientras el Leon y el mentiroso pelean en un lugar oscuro, la luz de la luna entra por una rendija hasta llegar a los ojos de ella y liberarlos.

El Leon ruje, su melena parece de oro blanco, con la garra derecha sobre el pecho del mentiroso que esta vencido y temblando de miedo, lo presiona contra el piso para verle fijamente -Prohibo que vuelvas a acercarte a ella -le dice mirandolo a los ojos, y el mentiroso se estremece para salir huyendo por la ventana.
Ella esta en el suelo recostada, su cara escondida. El camina, y cuando sale del rincon, la luz de luna vuelve a tocarlo, pero ya no es un leon, su cabello es el marco perfecto para un par de ojos que tienen el color del sol; y mientras afuera es de noche, en la habitacion hay un amanecer.

El se sienta junto a ella, con sus dos brazos la rodea. Ella se acurruca sin decir nada, el se acerca a su oido, la llama por su nombre, y entonces lo escucha decir -Yo estoy contigo. Su abrazo dura tal vez segundos, quizas unas horas, o un dia, mil anios. Entonces la joven recuerda, y entiende por primera y suficiente ocasion que nunca mas probara la soledad.